Todo el amor y la felicidad del mundo cabían en poco más de medio metro.
Y yo, que me descubro más incoherente de lo que creía ser, empiezo hablando de la medida de aquello que amo sin medida, que eres todo tú.
Yo amo lo expresivo de tus ojos, que a veces son muy redondos y grandes para contener todo tu asombro y recordarme a mí que la vida es asombrosa toda ella.
Que otras son achinados y brillantes y me auguran travesuras, la necesidad de esconder el chocolate y las galletas en la balda más alta del armario de la cocina, un botiquín donde nunca falten algodón y mercromina y ropa rota y sucia cada dos por tres (adelante, hijo mío; te traje al mundo para regalártelo entero, vive todo lo que puedas con todos los sentidos y ensúciate, ¡siempre ensúciate! que las manos que eternamente están limpias son las de la gente poco fiable y las de los muertos en vida).
Que siempre son de enamorado cuando me miras, porque aún no sabes que tu madre es tan imperfecta, tan poco querible a veces… pero, como ya intuyes, también quien más te amará jamás.
Amo los hoyuelitos que enmarcan tu sonrisa; amo el pequeño valle, siempre húmedo de babas, que tienes entre el mentón y la boca y amo también esa boca tuya de encías desiertas de dientes donde tiembla tu lengua, teñida de blanco por mi leche, cada vez que te ríes o lloras.
Y (he aquí mi esquizofrenia) yo amo también tu llanto, aun no soportando la idea de que sientas algo que pueda provocártelo. Quizá porque fue el primer “estoy bien, mamá” que me dijiste, sin saber hablar y sintiendo todo lo contrario a estar bien, cuando te sacaron de mí y dejamos de ser un solo ente para ser dos: tú uno ya completo; yo, para siempre ya, incompleta sin ti.
Y en medio de esta alegría aterradora que descubro día a día que es ser tu madre, te doy las gracias, mi pequeño Axel, no sólo por hacerme feliz y por toda la satisfacción y diversiones que ya son y las que están por venir; también por hacerme mejor.
Pues mi cuerpo ya nunca olvida que fui una mujer con dos corazones en mí y, desde entonces, soy más fuerte, más valiente, quiero más y palpito el doble por la vida.
Fuiste una mujer con dos corazones y aunque suene machista con un par de cojones,lo cual no deja de ser extraordinario.En el sentido figurado e insisto machista de nuestro lenguaje sigues teniendo ese par de…que yo traduciría por fuerza,entusiasmo y ganas de que todo vaya un poquito mejor.Besos,este blog promete.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Nela, por el comentario y por tu apoyo siempre. Un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Nati, ¡es precioso! Axel es muy afortunado de tener una mami tan molona. Un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, bonicura. Besotes
Me gustaMe gusta
Eso es amor puro y sublime Nati .
Félicitations .
Me gustaMe gusta
Gracias, Guiselle. Un abrazote
Me gustaMe gusta
No tengo palabras, es lo más bonito que he leído. Un beso y enhorabuena por el blog
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias ❤
Me gustaMe gusta
No tengo palabras, es lo más bonito que he leído. Un beso y enhorabuena por el blog
Me gustaMe gusta
la suerte que tiene Axel con una mama como tu.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Qué amable. Muchas gracias
Me gustaMe gusta
Hola Nati! Te he leído por «casualidad» me encanta! Gracias por describir tan bonito el sentir de muchas, que no es poco. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, muy amable. Besos
Me gustaMe gusta
Para sus ojos, limpios e inocentes, carentes aún de juicios adultos e implacables, eres perfectamente imperfecta, absolutamente querible, la Gran receptora de su Amor Puro incondicional. Te ama. Nada como un bebé para dejarnos empapar por su mirada. Que bonito escrito Nati, Felicidades por tu blog!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Qué bonito comentario. Gracias ❤
Me gustaMe gusta
De qué manera nos ha cambiado la vida. Ellos la hacen realmente extraodinaria.
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Totalmente. Gracias por leerme, Cris!
Me gustaMe gusta