“No, Teresa, no me cierres aún tus ojos, todavía no: necesito ver la vida bailando en ellos por última vez”. El señor R. se inclinaba desesperado sobre aquel cuerpo que, a fuerza de años de amarlo, sus dedos habían memorizado al detalle: el puente de la nariz, el lunar bajo la clavícula, la leve hendidura … Sigue leyendo El señor R. tenía una escopeta